Oveja Negra
Revista Universitaria
Salta, Argentina
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lunes, 25 de febrero de 2008

Antología de Roland Barthes

Revista N°7. Septiembre 2007





Selección de Ana Laura Elbirt
Ilustración: fotografía de Cristian Saenz, retocada e intervenida por Ana Laura Elbirt


La espera
ESPERA: Tumulto de angustia suscitado por la espera de ser amado, sometida a la posibilidad de pequeños retrasos (citas, llamadas telefónicas, cartas, atenciones recíprocas).

“¿Estoy enamorado? – Sí, porque espero.”El otro, él, no espera nunca. A veces, quiero jugar al que no espera; intento ocuparme de otras cosas, de llegar con retraso; pero siempre pierdo este juego: cualquier cosa que haga, me encuentro ocioso, exacto, es decir, adelantado. La identidad fatal del enamorado no es otra cosa más que ésta: yo soy el que espera.

El ausente
AUSENCIA: Todo episodio de lenguaje que pone en escena la ausencia del objeto amado – sean cuales fueren la causa y la duración – y tiende a transformar esta ausencia en prueba de abandono.

Dirijo sin cesar al ausente el discurso de su ausencia; situación en suma inaudita; el otro está ausente como referente, presente como alocutor. De esta distorsión singular, nace una suerte de presente insostenible; estoy atrapado entre dos tiempos, el tiempo de la referencia y el tiempo de la alocución: has partido (de ello me quejo), estás ahí (puesto que me dirijo a ti). Sé entonces lo que es el presente, ese tiempo difícil: un mero fragmento de angustia.

“Estoy loco”
LOCO: El sujeto amoroso es atravesado por la idea de que está o se vuelve loco

Estoy loco de estar enamorado, no lo estoy de poder decirlo. Desdoblo mi imagen: insensato ante mis propios ojos (conozco mi delirio), simplemente irrazonable a los ojos de los demás, a quienes relato muy juiciosamente mi locura: consciente de esta locura, dando explicaciones acerca de ella.

Desde hace cien años se considera que la locura (literaria) consiste en ésto: “yo es otro”, la locura es una experiencia de despersonalización. Para mí, sujeto amoroso, es todo lo contrario: es a causa de convertirme en un sujeto, de no poder sustraerme a serlo, que me vuelvo loco. Yo no soy otro: es lo que compruebo con pavor.

Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Siglo XXI editores, España (1982).
Los sujetos amorosos, como nos llama este crítico y semiólogo francés, estamos constituidos por ciertos fragmentos que compartimos y construimos día a día. Estos fragmentos son nuestras experiencias, sensaciones, acciones, sentimientos, deseos y pasiones que, de alguna manera, tienen como motivo al amor.
Algunas palabras “claves” son las que conforman el libro de Barthes. Su pluma, tan observadora, bosqueja cada una de ella, les da sentido y las llena de significación.
En esta breve antología, seleccioné algunos fragmentos desordenadamente (aunque creo que en ese desorden nada es azaroso) para retratar algunas situaciones que, seguramente, los hará sentirse identificados porque ustedes también son: SUJETOS AMOROSOS.


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