Oveja Negra
Revista Universitaria
Salta, Argentina
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jueves, 14 de febrero de 2008

Oveja Negra y el desafío de la escritura

Revista N°2. Noviembre 2006

Por: Oveja Negra
Imagen: Diego "El cubano" Arroyo

El tema de este segundo número nos lleva a, como revista que pretende incluirse en la práctica periodística actual, referirnos a nosotros mismos. A esta “Oveja negra” que ya se perfiló a sí misma en nuestra primera “Editorial”.
En aquella ocasión, dijimos que somos principalmente estudiantes de la Carrera de Letras y también quisimos insinuar que no es nuestra intención continuar definiéndonos de manera tan acotada.
Lo que sigue es una reflexión en torno a las relaciones entre la Carrera de Letras, otras carreras de la Universidad y nuestra manera de entender la práctica periodística hoy.
En primer lugar, para quienes hacemos la revista “Oveja negra” opinar es una práctica y un ejercicio. Es una práctica porque es una acción transformadora en el sentido en que el acto de emitir una opinión tiene que ver con un conocimiento previamente trabajado y, a la vez, con un conocimiento que se produce en el acto de opinar. Por ejemplo, para pensar las relaciones entre nuestra carrera de Letras y las prácticas periodísticas actuales pondremos en juego la información que manejamos de cada una de esas áreas para dar lugar luego a una manera propia de mirar cada una de ellas.
Por todo esto, creemos que opinar es un ejercicio, porque implica un adiestramiento que sólo se obtiene después de escucharse (o leerse) y escuchar o los otros (o leerlos con atención). En nuestra carrera, mejoramos nuestra expresión escrita, por ejemplo, sólo mediante la relectura de nuestros propios textos y el estudio de las formas discursivas de otros.
El hecho de haber adquirido una cierta facilidad para expresarse verbalmente a lo largo de la Carrera es una herramienta de la que “Oveja negra” se vale para ejercer la opinión pública.
Decimos “opinión pública” porque ése es otro objetivo que queremos alcanzar con la publicación de nuestra revista.
Somos concientes de que cualquiera puede opinar, pero hacerlo públicamente implica, en primer lugar, un compromiso con las palabras propias. Por eso, desde “Oveja negra” no queremos decir lo que pensamos y nada más, a modo de confesión o de desahogo, sino tomar posición frente a un tema en particular y buscar el diálogo con otras posturas.
Por ejemplo, en nuestro primer número, que tiene como centro “El poder”, asumimos nuestra postura con respecto al tema, pero, como si se tratara de un calidoscopio, sumamos a esa mirada otras perspectivas. La idea era también “decir”, implícitamente, que no se trata de un tema sin matices ni aristas. Al contrario, sumar complejidad, provocar comentarios.
Manifestar que queremos opinar públicamente también tiene que ver con una preocupación: muchas veces nuestra opinión no abandona el ámbito privado, mucho más cuando nos acostumbramos a que para decir lo que pensamos, tenemos que esperar que nos pregunten.
Nadie nos preguntó qué pensamos sobre el aborto, pero nosotros dijimos que el tema estaba relacionado con “el poder”. Los “poderosos” casi nunca preguntan. “Oveja negra” no pidió permiso para participar en el debate.
Si hasta acá dijimos que nos interesa opinar públicamente y porqué, hay que agregar que ese “decir públicamente” quiere referirse a temáticas que nos interesan a todos como sociedad.
Nadie niega que para opinar sobre un tema primero hay que tener conocimiento sobre él. Por eso, desde nuestra revista queremos proponer temas abiertos y de dimensión social, problemáticas que están abiertas a la discusión común. Pretendemos que, sin importar que se trate de universitarios o no, “gente leída” o no, nadie deje de sentirse involucrado.
Por todo esto, puede decirse que la elección de las temáticas de nuestra revista responde a un intento por repensar las distancias (que a muchos les gusta cultivar vaya a saber por qué) entre las personas que trabajamos en la universidad y las que trabajan en otros ámbitos de nuestra sociedad, entre los profesores y los estudiantes, los “más grandes” y los “más chicos”.
He aquí que no queremos tomar una aptitud de “culturosos” ni tampoco decir que “nos van a leer todos”. “Todos” es una palabra muy grande. Además, tenemos en cuenta que, como todo lo producido en la universidad, la posibilidad de llegada de “Oveja negra” es reducida. Rebasar realmente los límites de la universidad tal vez forma parte de otro proyecto. De alguna manera, nuestra revista prepara el terreno para ello. Lo que nos interesa ahora es comunicarnos con la gente de nuestro ámbito. Esa ya es una tarea significativa.En este punto de nuestra exposición sobre la existencia de “Oveja negra” en la Carrera de Letras (y en la Facultad de Humanidades) conviene señalar una cuestión muy importante. Esto es, que ya podemos ver cómo el interés por manifestarse políticamente (en el sentido que hemos delineado) nos lleva a los estudiantes de Letras a pensar con más detenimiento problemáticas sociales que incluyen la reflexión

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