Por: Daniela Casavilla
Afiche: http://www.rock-salta.com.ar/
“Rock salteño” es, para muchos, una especie de contradicción, un oxímoron, algo así como “guerra pacificadora”. Una vez presenté un trabajo sobre este tema en unas jornadas de poesía y una profesora cordobesa confesó que, al ver el programa, supuso que se trataba de un error: “debe ser folk salteño”, pensó. Si es rock, no puede ser salteño; si es salteño, no puede ser rock.
Allá por los ’60, los pioneros del rock nacional se enfrentaban al mismo cuestionamiento: si es rock, no puede ser nacional. Hoy, nadie discute la existencia de un rock argentino, y con la movida que se armó por el 40º aniversario, el rock nacional accedió a un nuevo status, casi en el mismo nivel que el tango y el folklore. Para bien o para mal, el rock parece haber dejado de ser una contra-cultura para acceder a los círculos de canonización. Lo que seguramente es para bien, es el hecho de que no se pase por alto una realidad innegable: que la “cultura rock” existe y es una parte importante de nuestra actividad cultural. Esto es, claro, a nivel nacional.
Entonces, en Salta, ¿estamos igual que hace 40 años? Sí y no.
Sí, porque acá tenemos un amplio sector de la población que se encierra en el “tradicionalismo” y, ya sea para sentirse parte de algo mayor a sí mismo, o para vender gorritos de llama a los turistas, no aceptará jamás que cualquier cosa que haya llegado acá hace menos de cien años, pueda llamarse salteña.
No, porque también existe un sector (si bien no tan amplio, en constante crecimiento) dispuesto a defender con la pluma y la viola el derecho a expresarse en la forma en que se sienten identificados y no por ello renunciar a su “salteñidad”. Y cuentan con una tradición nacional con la cual respaldarse.
Como siempre, no hay respuestas dadas y aferrarse a un dogma que no deja espacio al diálogo no conduce a nada. Si queremos demostrar que sí es posible un rock salteño, debemos empezar pensando qué es lo que entendemos por ello. Un grupo compuesto por personas nacidas en Salta que toca música rock ¿hace de por sí rock salteño?
En realidad, existen todavía muchas bandas que se limitan a hacer “covers”, es decir, a tocar música de otros, generalmente de artistas internacionales, a veces de artistas nacionales, nunca de artistas locales. Difícilmente se pueda hablar en esos casos de un producto salteño. Hacer canciones propias no puede ser, tampoco, el único requisito.
Algunos consideran a Wild Cats (posteriormente Gatos Salvajes) y Los Shakers como las primeras bandas de rock rioplatense (estos últimos eran uruguayos) y, cronológicamente, lo son. Sin embargo, otros se inclinan por considerar como pioneros del rock nacional a Almendra, Manal y Vox Dei, ya que éstos fueron los que realmente “hicieron propio” al rock, tomando los lineamientos provenientes del extranjero para convertirlos en algo nuevo y diferente que podía, realmente, representar su realidad, tan diferente a la de yanquis o ingleses. Los primeros hacían rock, luego vino el rock nacional propiamente dicho.
De la misma forma, cabe preguntarse, sobre las bandas salteñas, quiénes hacen rock y quiénes rock salteño. Afortunadamente, en los últimos años las propuestas empezaron a enriquecerse tanto en cantidad como en variedad (la calidad queda a criterio del público, como debe ser). Esperemos que no tengan que transcurrir 40 años para empezar a reconocer esta realidad.
Allá por los ’60, los pioneros del rock nacional se enfrentaban al mismo cuestionamiento: si es rock, no puede ser nacional. Hoy, nadie discute la existencia de un rock argentino, y con la movida que se armó por el 40º aniversario, el rock nacional accedió a un nuevo status, casi en el mismo nivel que el tango y el folklore. Para bien o para mal, el rock parece haber dejado de ser una contra-cultura para acceder a los círculos de canonización. Lo que seguramente es para bien, es el hecho de que no se pase por alto una realidad innegable: que la “cultura rock” existe y es una parte importante de nuestra actividad cultural. Esto es, claro, a nivel nacional.
Entonces, en Salta, ¿estamos igual que hace 40 años? Sí y no.
Sí, porque acá tenemos un amplio sector de la población que se encierra en el “tradicionalismo” y, ya sea para sentirse parte de algo mayor a sí mismo, o para vender gorritos de llama a los turistas, no aceptará jamás que cualquier cosa que haya llegado acá hace menos de cien años, pueda llamarse salteña.
No, porque también existe un sector (si bien no tan amplio, en constante crecimiento) dispuesto a defender con la pluma y la viola el derecho a expresarse en la forma en que se sienten identificados y no por ello renunciar a su “salteñidad”. Y cuentan con una tradición nacional con la cual respaldarse.
Como siempre, no hay respuestas dadas y aferrarse a un dogma que no deja espacio al diálogo no conduce a nada. Si queremos demostrar que sí es posible un rock salteño, debemos empezar pensando qué es lo que entendemos por ello. Un grupo compuesto por personas nacidas en Salta que toca música rock ¿hace de por sí rock salteño?
En realidad, existen todavía muchas bandas que se limitan a hacer “covers”, es decir, a tocar música de otros, generalmente de artistas internacionales, a veces de artistas nacionales, nunca de artistas locales. Difícilmente se pueda hablar en esos casos de un producto salteño. Hacer canciones propias no puede ser, tampoco, el único requisito.
Algunos consideran a Wild Cats (posteriormente Gatos Salvajes) y Los Shakers como las primeras bandas de rock rioplatense (estos últimos eran uruguayos) y, cronológicamente, lo son. Sin embargo, otros se inclinan por considerar como pioneros del rock nacional a Almendra, Manal y Vox Dei, ya que éstos fueron los que realmente “hicieron propio” al rock, tomando los lineamientos provenientes del extranjero para convertirlos en algo nuevo y diferente que podía, realmente, representar su realidad, tan diferente a la de yanquis o ingleses. Los primeros hacían rock, luego vino el rock nacional propiamente dicho.
De la misma forma, cabe preguntarse, sobre las bandas salteñas, quiénes hacen rock y quiénes rock salteño. Afortunadamente, en los últimos años las propuestas empezaron a enriquecerse tanto en cantidad como en variedad (la calidad queda a criterio del público, como debe ser). Esperemos que no tengan que transcurrir 40 años para empezar a reconocer esta realidad.
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