Oveja Negra
Revista Universitaria
Salta, Argentina
Contacto: revistaovejanegra@gmail.com


martes, 8 de abril de 2008

¿Seré una hija de…?

Revista N°9. Abril 2008
Por Daniela G. Casavilla

Nací en el ‘83, con Reagan a la cabeza. La melodía en la nariz olía/sonaba a democracia; seguramente el aire estaba raro: Ese mismo año mi mamá, a los 27, pudo votar por primera vez.
Recuerdo que en el año 2001 leí un artículo en algún periódico que elevaba mi cumpleaños (junto al de muchos otros) a una categoría histórica: por primera vez en la historia de la argentina, una generación llegaba a la mayoría de edad habiendo vivido siempre en democracia. Llamaban a mi generación (la del ‘83) como “los hijos de la democracia”. Suponiendo que eso existiera, tan honorífica etiqueta debiera corresponder a los que nacieron en el ‘84, teniendo en cuenta que Alfonsín asumió en diciembre. Pero, imperfecciones estadísticas aparte, echemos un vistazo a cómo percibí la democracia en esos primeros 18 años:
De Alfonsín, poco recuerdo: como un video-clip, se mezclan imágenes de australes, compras frenéticas y felices pascuas. Desde que tenía 6 años hasta que cumplí los 16 tuvimos un mismo presidente. En algún punto, para mí era una redundancia decir “Presidente Menem”, me parecía que había estado “siempre” en ese cargo. Pero todo concluye al fin, y en el ’99 hubo por fin otro mandatario… claro que ese año en Salta Romero ganaba la reelección y la redundancia pasó a ser “Gobernador Romero”. Teniendo en cuenta que ese tratamiento ya lo había ostentado su padre, y que el hijo estuvo durante tres períodos (recurriendo, al igual que su maestro Menem, a deformar la constitución según su conveniencia), de mis 24 años de vida, 16 transcurrieron con un “Gobernador Romero”. De los ocho años restantes, cuatro fueron con el gobierno de un militar que ya había sido gobernador durante la Dictadura.
Y ni hablemos de lo que pasó después de que cumplí los 18... Después de 10 años de menemato, vi cómo el presidente de la Rúa huía en helicóptero dejando el país en llamas, y luego la sucesión interminable de presidentes que se “pasaban la bola”, hagamos memoria: Puerta, Rodríguez Saa, Puerta de nuevo, Camaño, Duhalde… un momento, ¿éste no era el que había perdido las elecciones? ¿Terminó siendo presidente a pesar de que la mayoría del pueblo, a través de su voto, le dijo que no? Mmm… esto de la democracia no me termina de cerrar. Pero, bueno, por lo menos Palito Ortega no llegó a ser vice. Duhalde llamó a elecciones y ganaba ¡¿quién?! ¿Menem de nuevo? ¡Y con Romero como Vicepresidente! ¡¡¡Otra vez sopa!!! Pero no, Menem decidió retirarse, Romero volvió a su laburito de siempre y un nuevo presidente asume, con menos del 25 % de los votos.
Bueno, hasta De la Rúa, yo no tenía ni voz ni voto, pero desde el 2001 puedo votar: hice uso del voto positivo, voto bronca, voto castigo, hasta boté con b larga, y nada. Todo cambia para no cambiar: al presidente lo sucede su mujer, al gobernador lo sucede el que estaba en contra, pero antes estaba a favor, y en definitiva los dos apoyando al mismo partido nacional… Por lo menos puedo seguir usando mi voz y le gané cuantitativamente a mi mamá: a mis casi 25 años, ya tengo seis sellos en el DNI.
Creo que el error está en suponer que la democracia es “algo” que está o no; en creer que como en 1983 hubo elecciones, automáticamente hubo democracia; que como desde entonces no hubo golpes de Estado (o por lo menos no tuvieron éxito), estamos en democracia. Creo que la democracia es algo que se construye y que hoy en día está, como mucho, en desarrollo. Hasta que no aceptemos esto, seguiremos jugando a que éramos un país en democracia.
En cuanto al título, gracias pero no, hasta que la democracia no sea otra cosa, “algo” que implique, por lo menos, dignidad, justicia y libertad para todos, prefiero ser hija de mi mamá y mi papá.

2 comentarios:

AleLo dijo...

Bueno Daniela, creo que has tenido la suerte de poder nacer en democracia y de poder votar, eso es algo que mi generación y la anterior (de mis padres) no pudo hacer. haber nacido en la dictadura y haber perdido a mi familia en ella me han dado (y quizás exagere) la posibilidad de ver esta democracia como algo precioso. Si es verdad, tuvimos menemismo y romerismo hasta el artazgo, pero no por que ellos asi lo dispusieran,lo dispusimos nosotros y sólo nuestra en la culpa.
Si nuestra democracia es "mala" no es por su modelo sino porque los argentinos somos tan nuevos en esta modalidad que aún no sabemos utilizarla bien y así como tu voto castigo puso a vaya saber quien en una banca, mi voto castigo puso por ejemplo a Pablo López en un banco donde otro podría haber hecho un poco más.
Mala? tal vez pero asi y todo la quiero mantener.
Besososossss

Revista Oveja Negra dijo...

Gracias Ale por participar en la discusión, generar el debate es el principal objetivo de nuestra revista. Tenés razón en muchas cosas, el sólo hecho de que yo pueda publicar artículos como éste sin poner en riesgo mi vida da cuenta de que sí soy afortunada de vivir en democracia, no pierdo de vista que muchos perdieron su vida durante la dictadura quizás por mucho menos. Que la democracia la construimos entre todos es relativo, porque mucha gente sin trabajo, sin educación, sin comida en la mesa, preocupada por vivir el día a día no se puede dar el lujo de tener una participación activa, y si cambia su voto por un par de zapatillas la culpa no es de él, sino del sistema corrupto que lo pone en esa situación. Yo tengo la suerte de haber crecido en democracia y de no ser pobre, indígena, desocupada, anciana y tantas otras personas que son violadas diariamente por este sistema. Los que tenemos (por ahora) ese privilegio tenemos la responsabilidad de intentar cambiar las cosas, cada uno desde su ámbito y no sólo con un voto. Está bien asumir culpas por poner a la gente inadecuada en situaciones de poder, pero eso no absuelve a los que abusaron y abusan de ese poder.
Mi postura no tiende a abolir la democracia y tampoco a mantenerla, sino a mejorarla.

Saludos

Dani Casavilla