Oveja Negra
Revista Universitaria
Salta, Argentina
Contacto: revistaovejanegra@gmail.com


lunes, 3 de noviembre de 2008

La interacción en la escritura



Por Cristina Lera



Cuando el niño empieza a escribir, accede al plano más elevado del lenguaje, reorganizando también el sistema físico anterior del lenguaje oral. Diversos estudios han demostrado que el lenguaje escrito constituye una función lingüística separada que difiere del oral tanto en su estructura como en su forma de funcionamiento. Sucede que el requerimiento de simbolización de la imagen sonora en signos escritos, el acercamiento hacia el polo más planificado del lenguaje, la ausencia de interlocutor, la necesidad de tener en cuenta a un destinatario y la adecuación a un género discursivo y textual específico, hacen que el niño participe de un proceso de abstracción del lenguaje.
Vigotsky y Bruner han intentado mostrar que el niño no tiene, por sí mismo (en una relación solitaria con el medio), la capacidad de acceder a los signos y de recrear la lengua de su entorno. El contexto humano interviene proponiendo objetivamente relaciones de correspondencia entre objetos y/o comportamientos por una parte, y segmentos de producciones sonoras por otra parte. Bajo el efecto de esta guía social de las acciones lingüísticas y no lingüísticas, el niño se integra a las prácticas designativas del entorno, comienza a practicar los signos de una lengua natural y los interioriza. De este modo, no es sino con las intervenciones sociales que pueden construirse los signos y en ausencia de éstas no hay construcción ni del lenguaje ni del pensamiento.
El Interaccionismo Sociodiscursivo, sostenido por Bronckart y Schneuwly, es una teoría psicolingüística que estudia las relaciones interactivas entre el sujeto y el entorno social y enfatiza en la interacción que se realiza entre el sujeto y los discursos o géneros de textos. Según esta postura, nuestro pensamiento está orientado por una “semántica de lo social” que constituye la cultura de un grupo humano: las formas semiotizadas, los discursos, y los géneros de texto orientan el psiquismo humano y constituyen al sujeto. Bronckart consideraría al niño como un organismo consciente de su hacer y de sus capacidades de hacer: un agente verbal, dotado de capacidades que se van desarrollando progresivamente hasta alcanzar la autonomía discursiva.
Desde otro marco teórico, el Interaccionismo Estructural (postulado por Claudia de Lemos y sostenido en Argentina por Norma Desinano) plantea otra mirada. No toma en cuenta en su análisis la influencia de lo social y lo cultural, sino que centra su estudio en la mirada de la interacción del niño con el otro (el adulto) y primordialmente, con la lengua y el discurso. La adquisición se plantea como un fenómeno de captura del niño por la lengua, en palabras de De Lemos, “como un proceso de subjetivización definible por cambios de la posición del niño dentro de una estructura en la que la lengua y el habla del otro en su sentido pleno están inextricablemente relacionadas con un corps pulsionnel, esto es, con el niño como un cuerpo cuya actividad demanda interpretación”.
Como observamos, la escritura resulta un objeto complejo cuya mirada y análisis de sus fenómenos internos demandan una consideración de la Lingüística y otras disciplinas como la Psicología y la Sociología. El lenguaje escrito de los chicos requiere necesariamente de un estudio (no sólo en la investigación sino también en la didáctica), de las corrientes interaccionistas. El niño no llega nunca en solitario a un funcionamiento autónomo en el discurso escrito. Necesita, pues, de los otros. Y no se trata de la imitación postulada por el conductismo, sino de otros procedimientos que hacen que el niño pueda ingresar al lenguaje escrito. Se hace necesaria la investigación exhaustiva en torno a este tema para contribuir a la enseñanza y a que los estudiantes logren terminar la escuela con un funcionamiento efectivo en el lenguaje escrito, en tanto que el alcance de esta competencia comunicativa constituye un instrumento de poder y su falta de dominio es una forma más de exclusión social.

No hay comentarios: