Oveja Negra
Revista Universitaria
Salta, Argentina
Contacto: revistaovejanegra@gmail.com


sábado, 16 de febrero de 2008

La comparsa en Salta: Indio urbano y carnaval

Revista N°4. Marzo 2007

Por: Pamela Rivera

El indio/extravía la selva/en la calle.
Jesús Ramón Vera


Durante nueve noches de febrero la voz en el altoparlante los anuncia, el público los espera. Brillan las plumas coloridas y los espejos en los gorros. Brilla el indio también. Curiosa forma de contrariar los órdenes sociales, los órdenes de la vida en la ciudad.
Hay un tiempo en que el indio se pone un traje de indio y canta en las calles de distintas ciudades salteñas. Es la tribu del barrio que protagoniza un espectáculo único en nuestro país ignorando los estudios antropológicos, las doctrinas eclesiásticas o la dimensión política de la palabra arte.
Cierto es que son sobrados los preconceptos culturales, sociales, económicos, raciales, religiosos y hasta académicos que les niegan a las comparsas de indios su carácter de complejo fenómeno cultural, artístico y comunitario.
Jesús Ramón Vera explica que “una comparsa, en Salta, es uno o más barrios que se unen comunitariamente para desempolvar al ancestro de nuestros tatarabuelos: el indio.”
Sucede entonces que el indio se pone el traje de indio. Se trata de un traje y no de un disfraz que podría ocultarlo o mostrarlo como lo que no es. Durante el resto del año, el indio camina por la ciudad sin traje, compartiendo el sudor de sus hermanos coyas, wichís, tobas... Muchos no ven al trabajador: el indio es “el yuto”, “el sucio“, “el vago”, “el borracho”, “el ladrón”... Con traje el hombre se reconoce, se muestra. Su gente lo admira y, entonces, la danza y el canto son también una expresión de fuerza.
Continúa explicando Vera: “Así se supera las 150 personas, agrupadas en distintas secciones: gorros mayores, cajeros, tumbadoras, tobas, apaches, brujos; todos tienen una función claramente fijada por los caciques de cada comparsa (…), y todos los que integran estas tribus urbanas, que provienen de los sectores periféricos y más desprotegidos de la sociedad, saben que la voz es para cantar y que no hay comparsa sin canto.”
Desde el pecho, el indio canta coplas atentando contra las ilusiones de “lo puro”, “lo originario”, “lo propio de acá”. “Normalmente son cantadas por todo el grupo en el centro del barrio, y reciben el aporte mayoritario y creativo de quienes participan activamente y de los que pasivamente observan desde cerca el desarrollo de los ensayos que la comparsa de cada barrio realiza un mes y medio antes del corso. La calle, la plaza, el centro vecinal o los baldíos se convierten, entonces, en un gran taller asistemático donde se elige la acentuación que adquirirá definitivamente la tonada que prestigiará al barrio, ante miles de personas que asisten a los desfiles del carnaval.”
El nacimiento de estos cantos es la muestra de que, como hace cientos de años, el indio es desobediente. Ahora también reniega del poder de la letra escrita, la existencia de la “propiedad privada” (autoría) y la idea de hombre como individuo. Pero esos son los valores del hombre occidental, la desobediencia le cuesta el olvido.
Es por todo esto que la comparsa de indios en Salta es la “formalización” de un complejo fenómeno cultural, artístico y comunitario. Cada verano, los habitantes de los barrios periféricos de la ciudad se autoafirman y muestran con orgullo sus creaciones, su arte.
Algo mágico sucede cuando los márgenes se ensanchan y toman el centro, la ciudad. En medio de la alegría, algo nos duele en carnaval: “La tristeza de la marginalidad, en una fiesta que muchos ven como una ‘fiesta de regocijo’ sin saber que junto a una comparsa de ‘indios’ marchan la soledad, la tristeza y la opresión.”
Desde Oveja Negra este pequeño homenaje a todos los comparseros salteños y, en especial, a Jesús Ramón Vera, integrante de “Teucos. Nueva generación” de Villa San Antonio, ganadores del Primer Premio en los Corsos 2007. Por toda la sangre indígena que aún corre por nuestras venas.


Jesús Ramón Vera nació en Salta, Rosario de la Frontera, el 24 de enero de 1958. Publicó Subsuelo en 1983, Así en la tierra como en el cielo en 1989, Bermejo en 1991 y COM. PAR. SA. en 2001. Poeta y docente de Letras, es comparsero de alma. En 1995 escribió el trabajo a propósito de la copla comparsera (que citamos aquí): “La comparsa en Salta: el otro discurso” (Biblioteca de la Facultad de Humanidades. UNSa.): “En estas líneas intentaré mostrar cuán lejana de nuestras villas está la academia que regla ‘nuestro’ código lingüístico, y que el quehacer carnavalero dista mucho de ser un ‘regocijo público’…”

Poemas:
AGUARAY

Contaría.

Aquel indio contaría
lo que ama
desde que nacemos en la tierra.

Aquel hombre.
Habría dejado inútil
ante los ojos abiertos a la vida.

Aquel
aborigen
habrá enseñado su magia
cuando por la luz
muera la última lágrima.

En: Subsuelo (1983)

así en la tierra como en el cielo

Porque lloraba por adentro,
como en un remolino donde está el diablo
-el que hace tomar toda la sopa
dijeron que estaba enfermo.

Le lavaron el cerebro
secáronle la mejilla.

Desde entonces celebra a Dios
pero el poderoso
y a toda su creación
y a la intemperie riega gozoso los cipreses,
esperanzado en los que ríen cuando
pelan la cebolla,
tirando monedas al deseo
para que cara o cruz desaparezcan.
Y hermoso caño de fusil matador de indios
con que los niños juegan en el parque
a la izquierda,
a la derecha,
al occidente.

En el invierno
y también en el infierno
se arrodilla ante los todopoderosos
con alegría.

En el más allá
habría aire acondicionado.

En: Así en la tierra como en el cielo (1989)

INTI

Su
sol
viene de lejos
de abajo
de la periferia
acaso del centro del cosmos.

Y ahora
terminado ya el corso

en ese gorro mayor de Los Incas
-como un dios que celebra entre los espejos


espera que su indio despierte del vino.

En: Bermejo (1991)

Cacique

No puede estar triste
ni tropezar en el ensayo

La policía lo cita
si los vecinos no duermen

(expusieron
que el carnaval es fiesta del diablo).

La lanza
ya no tiene poder
para elegir
las paltas

en el árbol
de su casa.

Cuando en las madrugadas
pisan las hojas secas.

En: COM. PAR. SA. (2001)

No hay comentarios: